La
impresión se produce por el fundido del toner sobre el papel. La placa lógica
de la impresora, donde se halla el procesador, se encarga de enviar las órdenes
para que un emisor láser dirija un rayo de luz que incide en el cilindro
fotosensible que gira sobre su eje longitudinal. Las zonas del cilindro
expuestas al láser se cargan eléctricamente, de manera que atraen al toner que
posee una carga eléctrica opuesta. El toner adherido al cilindro es transferido
al papel debido al campo electrostático creado por unos alambres que
eléctricamente poseen una carga opuesta a la del toner. El mecanismo que funde
el toner contra el papel se llama “Fusor” y actúa por combinación de presión y
calor (aproximadamente 200 °C).
De
acuerdo a las órdenes del programa que está imprimiendo, el microprocesador de
la impresora enciende y apaga con frecuencia rápida el haz de luz láser. Cuando
el software lo indica, el haz láser se mantiene inactivo y se activa del mismo
modo cuando aparece un punto de impresión. Un espejo giratorio que cuenta con
varias faces, desvía el haz láser de modo que la trayectoria del rayo barra una
línea horizontal a través de la superficie de un cilindro sensible a la luz. La
combinación del rayo láser que se enciende y apaga durante su trayectoria por
el cilindro o tambor, crea pequeños “puntos de luz” sobre una línea de su
superficie. A su vez el cilindro va girando para que el láser recorra las
distintas líneas. El gráfico de la de la derecha nos muestra que el láser se
desplaza en cada línea de acuerdo al movimiento del espejo.
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