Una
impresora térmica es una impresora que no es de impacto y que utiliza calor
para imprimir en un papel especial, sensible al calor, que se denomina papel
térmico.
Las
impresoras térmicas cuentan con un cabezal térmico que es el encargado de
reproducir la imagen o texto sobre el papel. El cabezal térmico cuenta con
numerosos pines que se calientan a través de una resistencia, transmitiendo la
imagen sobre el soporte de papel. Para lograr esta imagen, el cabezal térmico
especifica qué pines deben calentarse y a qué temperatura deben de hacerlo.
Las
impresoras térmicas imprimen generalmente en negro, pero también pueden llegar
a hacerlo en un color (el rojo es después del negro el color más habitual).
Esta diferencia de tonos se puede conseguir a través de la aplicación de calor
a dos temperaturas diferentes.
Aquí
es cuando el papel llega con la imagen sobre él para ser fijada, fundida o
cocinada. El fusor o la unidad de fusión aplican calor y presión. El calor
puede llegar a pasar los 230 grados centígrados y el tiempo de exposición puede
ser de más de 0.1 segundos. La hoja sale de esta unidad con el tóner bien fijado
debido a que los componentes termo plásticos del tóner se funden con el papel.
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