Los
datos son enviados desde la computadora por medio del puerto de vídeo hacia los
circuitos de la pantalla de plasma.
Un
procesador se encarga de determinar cuál píxel será activado y que cantidad de
corriente aplicar para que se produzca un color en específico.
Cada
píxel se divide a su vez en 3 sub-píxeles (verde, rojo y azul), y dependiendo
la señal eléctrica enviada por el procesador, cada uno reacciona con fósforo
presente generando un color específico.
Este
proceso se repite conforme cambian las imágenes.
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